lunes, 25 de octubre de 2010

Día 17 - Encuentros cercanos y lejanos

Empecé a escribir este post el mismo lunes, pero tuve un día tan largo que finalmente me abandoné al sueño y así terminó siendo cada uno de los días subsiguientes.
Ese lunes a las 10 de la mañana ya estaba en el ICCI, donde Luis Macas me dio una entrevista de tres horas. Yo no sé si es que él no sabía que yo sabía quién era él (¿?) o simplemente conserva la modestia a pesar de ser uno de los principales, sino el más importante, de los dirigentes que ha tenido la CONAIE (y, para qué ocultarlo, de mis entrevistados). En las elecciones de 2006, si llegó al 2% de los votos era mucho. Entre eso y algunas tensiones internas de las que me fui enterando por chismosa, se dice que quedó muy golpeado. Le pedí una introducción sobre su formación en el movimiento y en la academia, y terminamos hablando largo de la década del ´80, que para el movimiento ha resultado una “década ganada”. Sobre el final, me dijo que no le había preguntado sobre la Universidad Amawtay Wasi, y me contó un poco esa historia. El ICCI es un caserón antiguo pero reciclado, cerca de la Universidad Central y de la Gasca. Al terminar la charla, fuimos del ambiente principal (donde estaba la gran mesa de reuniones en la que grabé sus palabras) hacia la biblioteca, de unos 3x5 mts2. La mayoría de los textos eran publicaciones propias: la revista y el boletín, más alguna folletería que me fue pasando. Libros lo que se dice libros, muy poco. Me regaló también un enorme libro con cinco cd´s de “etnomúsica del Ecuador”. Cuando le pedí sus textos me refirió cortésmente a la página del ICCI pero le dije que ya tenía todo aquello y que me llamaba la atención que las publicaciones dataran del 2000 en adelante. ¿No artículos de los años ´90? Y ahí me explicó que en realidad no se llevaba muy bien con la computadora y que tendría que fijarse en su casa el material impreso de aquella época. Le respondí que no se preocupe (en realidad, yo ya me estaba volviendo y no daría el tiempo) y se quedó pensativo… ahí me dijo: tienes razón en que debería pasar mis artículos a la computadora, para que circulen, ¿no? Yo pensé que oooooooobvioooooo, si los necesito!!! Pero le dije que sí, que al menos para mí que vivo lejos, la información que circula en internet era fundamental… Y se quedó pensativo otra vez, ahora sin decir nada.
Quedamos en contacto por mail, aunque mucho no lo revisa. Y le dije que igual le iba a pedir sus artículos digitalizados, por si acaso hallaba alguno perdido por ahí. Me fui feliz, habiendo hecho una entrevista que me dijeron imposible. Me dijeron: la veo difícil porque estoy viajando con Macas en un avión hacia París, y es alguien muy difícil de contactar. Así que corriendo fui al hostel a descargar revistas y libros que me regaló el generoso Macas y miré los mails: la secretaria de Nina Pacari, a quien le había pedido entrevista para el miércoles por la mañana, me responde que la Dra. Pacari la atenderá hoy a las 15hs. si se puede acercar. Tenía una entrevista con Luis Mantoluisa a las 14hs así que no llegaba ni volando. Y tuve que elegir. Porque con una jueza de la corte no se jode. Llamé a Luis y le lloré que los de LAN me habían cambiado el pasaje de regreso y que perdón y que estaba demoradísima haciendo trámites y que miles y miles de perdones otra vez pero qué cosa, hoy no le quiero garantizar nada porque no sé si me liberan (o sea, tenía otra entrevista a las 17hs. en la universidad Andina), y bueno, qué tal mañana martes… y me dijo que sí, un poco seco pero no lo suficiente.
Así que acudí a la entrevista con Nina Pacari. Una maravilla. Me la cruzo en el ascensor, la reconozco, me presento, me saluda y ahí nomás, el silencio. Lo rompo preguntando si su secretaria le comentó el tema de mi entrevista y me dice: “si… ocurre que a mí no me gusta dar entrevistas para investigaciones. De hecho ya no las doy”. Momento Kodak. Rotundo silencio hasta el piso siete. Llegamos y saluda a toda su gente de manera muy cordial. Nada más alejado de la sequedad con que me recibió. Pasamos al despacho, nos sentamos, me dice algo así como “bueno, dime de qué se trata tu trabajo” y ahí nos interrumpe su secretaria: Doctora, ya están los doctores para la reunión. La esperan abajo.
Ok. La miro y le digo al trote: serán unos minutos apenas. Quiero consultarle por la conformación de una intelectualidad indígena en el Ecuador de los últimos años… y me interrumpe: “bueno, a mí ese término, intelectual, no me gusta para nada”. Saco el remo y le digo: claaaaro, por eso le quiero consultar, para tener su mirada sobre este concepto… y bueno, también un poco sobre los cambios en la idea de nación que supone el concepto de plurinacionalidad. Mi intención no es realizarle preguntas de la coyuntura política actual (me atajo), sino realizar un breve recorrido por aquellos años de conformación de la CONAIE y de esta propuesta… Bien, me dice. Veamos unos minutos. ¿Me permite grabarla entonces? (pregunta tonta pero bue…). Me hace señas de que sí, y arranco con una pregunta que siempre me ha servido para romper el hielo: ¿Por qué eligió estudiar derecho? Respuesta: eso no es lo que acordamos que me preguntarías. Mi pregunta se hundió cual Titanic. Sisisisiis, es cierto, mil disculpas, vamos de nuevo (a los bifes, pensé): Me decía que el concepto de intelectual indígena no le gusta ¿por qué? Y allí nomás arrancaron 40 minutos de entrevista en los cuales, con interrupciones y todo, Nina Pacari se fue aflojando. Incluso, algo habló de coyuntura política. Su espanto por el concepto de intelectual tenía que ver con esta idea de la torre de marfil… Y bue... su discurso se orientaba para otros lares que tendré presente en mi argumentación.
De allí, a unas cuadras, la Universidad Andina. Pasé por la oficina de Kowii para preguntarle por qué no me contó mejor lo del taller Kausana Cunchi, pero tenía una reunión con el rector y apenas llegó a invitarme a un encuentro sobre el rol de la mujer indígena, el miércoles por la mañana. Le dije que la verdad, no estaba segura si no tenía una entrevista, pero que lo intentaría. De ahí conocí a Alejandro Moreano, gracias a las gestiones de Francisco Proaño. Tomamos un café los tres y arreglé con Moreano una entrevista para el martes a las 19hs. (tardecito, así que mejor). De ahí, al hostel, a desfallecer.

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