miércoles, 20 de octubre de 2010

Días 8 a 12 – Baños – Puyo – Arajuno

Nicolás me acompaña lo que su infinita paciencia le permite. Así que para equilibrar las cosas, nos tomamos unos días de descanso en la Amazonía central. Antes pasamos el sábado en las termas de Baños. Luego tomamos un micro para el Puyo y allí dormimos en un hotel que salía usd30 la noche por persona, pero al ir por recomendación de Ángel Ramírez nos lo dejaron a 20. Un preludio en selva primaria, a lo que sería nuestra estadía en la comunidad Shiwakucha. El lunes salimos en expedición con Luis, un guía ninja (como le dice Nicolás), junto a tres jóvenes alemanes que se estaban tomando unos días antes de viajar para Esmeraldas, en donde fueron enviados por un año para enseñar alemán. También venía una pareja de franceses, ya más grandes. Fue raro porque viajamos a territorio kichua, y entonces se escuchaba una ensalada de francés, alemán, kichua y español. Y también huaorani, porque algunos niños eran hijos de padre huao. Allí me dieron un nuevo nombre Rosario y las niñas de la comunidad. Esos días me llamaron Tamia, que en kichua significa lluvia. Y llovió, como a mí me gusta. A Nico lo nombraron Yacu, agua en kichua (o agua de rio, o rio). Tal vez por ser los únicos que hablábamos español (y yo pienso que por ser latinoamericanos, aunque no se diga) nos unió un aire especial con la familia Calapucho. Salomón fue nuestro guía local, un joven indígena al que Luis le preguntaba cada vez que se quedaba sin argumentos.
Allí mismo estaba la escuela, así que jugamos al futbol (que ellos llaman Indo, aunque no supieron responderme si eso es futbol en kichua o la forma en que lo llaman) con algunos de los 32 niños que andaban dando vueltas por ahí. Juegan bien. También se practica vóley, aunque los ecuatorianos lo reinventaron. Juegan tres contra tres con la red a unos 3 metros de altura. Francisco, presidente de la comunidad y maestro, nos contaba que hace dos años se mudaron en donde estábamos ahora, unos kilómetros río abajo, entre la carretera y el río, un poco para estar más conectados y otro poco porque cuando murió Walter, un maestro muy querido y luchador político, nadie quiso continuar dando clases en su aula. Los abuelos sospechaban que el shamán de la comunidad lo había envenenado, ya que los médicos del hospital no supieron qué tenía, y entonces decidieron moverse y volver a construir casas y escuela en otro lugar. Nos contaba Salomón que los jóvenes no querían mudarse, pero siguieron la decisión de los abuelos.
La comunidad recibe turistas dos o tres veces al año, en grupos de a 25 a 30. Pero Luis está intentando llevar gente semanalmente, en grupos reducidos. Todavía es tema de debate pero mayormente han decidido que el turismo es menos nocivo que la entrada de compañías madereras, el principal peligro para la comunidad.
Por supuesto tomamos chicha (aswa) y mucha wayusa, una hoja en té que se levantan a tomar a las 3 de las mañana, y que en realidad toman también durante el día como nosotros el mate. Dicen que es energizante y que tiene propiedades curativas. De hecho, cuando Nico enfermó se la dieron de tomar, además de hacerle una pichana que es una especie de ceremonia de curación con hojas de tabaco. Y bueno… comimos mucho y muy bien. Frutas y sabores que no imaginé que existían. Cuando regrese a Ecuador, Shiwakucha es paso obligado.

No hay comentarios: