miércoles, 13 de octubre de 2010

Día 5 – Intelectuales no indígenas

Mañana con Pablo Ospina Peralta, en la Universidad Andina Simón Bolívar. Me interesa la mirada de Pablo porque viene estudiando al movimiento indígena como sujeto político hace un tiempo. Es un tipo joven que conoce desde adentro el campo académico. Según su lectura, el proyecto de nación mestiza en Ecuador es bastante reciente. Si bien comienza a discutirse a comienzos del siglo XX, se consolida recién entre los años ´60 y ´70, con la segunda reforma agraria, el fin de la hacienda y el inicio de la explotación petrolera. Es interesante porque entonces la reflexión sobre la nación fue monopolizada por elites oligárquicas hasta hace 30 años y, si bien el proyecto de nación mestiza es hipercuestionable, a nivel de proceso histórico fue superador. Si esto es tan reciente, pensar la nación en términos de diversidad (esto significa lo plurinacional, en un nivel bien abstractos) puede pensarse como una propuesta difícil de construir en el corto plazo. Sobre la intelectualidad indígena, tampoco dudó en confirmar su existencia. Incluso mencionó que el aprendizaje del idioma español fue el “puente” que posibilitó el diálogo no sólo entre movimiento indígena y mestizos, sino entre las diferentes comunidades que hoy conforman el movimiento, cuyas lenguas difieren.
De allí me vine a la biblioteca vidriada que está en el Parque El Ejido, pero en este momento están con una visita guiada a niños de unos 10 años… cuesta concentrarse. Tengo que terminar el artículo para el GT y así pasar a terminar una ponencia para Chile.
Pero bueno, el encuentro con Francisco Proaño, a eso de las 17hs. dio lugar a una charla sobre literatura y nación, ya que por los años ´60 formó parte (junto con Agustín Cueva y Alejandro Moreano) del grupo Tzántzico, un grupo de poetas que hacían encuentros performáticos desde los cuales interpelaban a su público de clase media a través de la provocación. Fueron jóvenes en la época en que la revolución también se hacía con las palabras. Luego discutimos la coyuntura política del Ecuador dado que Francisco está recién llegado de renunciar a su cargo como embajador ante la OEA (y presidente de la asamblea). Allí quedó atrapado en un conflicto en que Colombia haría declaraciones contra Venezuela por la cuestión de las FARC y el gobierno del Ecuador le pidió que desestime el pedido de declaratoria colombiano. Según Francisco, esto iba en contra de la normativa de la OEA, con lo cual quedó en un lugar incómodo en el cual la única forma de salir ileso (si así se lo puede llamar) era renunciando. Más tarde llegó Nicolás de su paseo por el Volcán Pichincha y quedamos con Francisco en dejarle los bolsos para ir más livianos a la selva, que es el plan para el fin de semana.
Ahí nomás, apareció Rafael Polo, un joven investigador y docente que trabaja la cuestión de los intelectuales en el Ecuador. Con él hicimos un recorrido más detallado de los debates por la nación. Fue casi un papelón nuestra estrategia de grabación porque me pidió que antes de grabarlo le explique un poco mejor mi tema y para qué me servía su testimonio, pero de ahí nomás él empezó a hablar y terminamos teniendo buena parte de la entrevista hasta que en un momento me dice: “bueno, si quieres ahora comencemos la entrevista”. ¡¡Y yo ya le había preguntado lo que necesitaba saber!!!! Creo que salimos ilesos porque le hice algunas preguntas más sobre lo conversado, y porque Nicolás sí prendió su mp3 y captó todo lo anterior, aunque sin autorización de Rafael. De todas maneras, no creo que la desgrabe. Rafael parecía al borde de la desesperanza en todos sus análisis. Con Nico nos reíamos (un tanto incómodamente) por la fragilidad y el sinsentido de TODO en su discurso. Luego comentó que en estos días entregaba la primera versión de su tesis doctoral y allí nos desprendimos un poco de la angustia acumulada.

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