viernes, 22 de octubre de 2010

Días 13 y 14 – Al borde

Vine a Quito con un listado de intelectuales indígenas y no indígenas para entrevistar. En algunos casos contaba con mails que fui encontrando en páginas web o al pié de algún artículo periodístico. En otros casos, sólo traje nombres. Y en otros, los nombres fueron surgiendo en entrevistas y a veces conseguía el teléfono o el mail y a veces no. Entre los nombres que sí llevé, había una funcionaria del gobierno que me confirmó tempranamente una fecha de entrevista, y por eso regresé antes del Puyo. Cuando regresé, me encontré con que Ana María Larrea me había enviado un mail pidiendo postergar nuestro encuentro de jueves a viernes, porque tenía reunión con Correa. Eso me desbarajustó un poco los planes porque el jueves me quedó algo cojo. Así que decidí ir al ICCI (Instituto Científico de Culturas Indígenas) y a la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador). El ICCI no sólo no estaba en la dirección que yo tenía (Buenos Aires y Estados Unidos, cuak!), sino que de allí me enviaron al antiguo Hospital Militar, a unas 5 cuadras empinadas pero que me tocaron caminar hacia arriba. Llegué un tanto desahuciada (mi estado físico deja mucho que desear) y allí encontré un museo y gente de cooperación internacional, pero ni idea del ICCI. Me quedé pensando por qué los que me mandaron allí habrían asociado ICCI con cooperación internacional. De allí, un tanto frustrada, empecé a hacer llamados a gente que hasta ahora no había respondido ni mails ni mensajes. Blanca Chancoso, Nina Pacari, Luis Macas… los tres primeros de mi lista, bah. Empezaba a pensar que sin ellos tendría que reformular algunos aspectos de mi trabajo y ya me estaba haciendo malasangre cuando por fin logré dar con TODOS. Bueno, dar con ellos es una forma de decir. Sus secretarias me pidieron que vuelva a llamar el lunes, y que allí veríamos si pautábamos un encuentro. Le supliqué a la secretaria de Macas que la entrevista fuera el viernes, pero quedó en responderme más tarde y, para cuando lo hizo, me informó que lo pasábamos para el lunes a las 10am. ¡Ja! ¿Luis Macas está en Quito y me dará una entrevista??? Me habían dicho que andaba subido a un avión, camino a Francia. Y que además era imposible de contactar… Sin comentarios. Del no-ICCI fui a la CONAIE, en la otra punta del mapa. Llegué a las 16.30hs. y me dijeron que ya no había nadie, y que el horario de atención era de 8 a 17hs (¿y entonces?). Y entonces me fui a lo de Francisco, a buscar mis bolsos y el de Nicolás que volvía el sábado temprano. Otro problema: Susana Cordero, la directora de la Universidad de Otavalo, me llamó porque consiguió que el día sábado a las 9 de la mañana me atendiera el director del Instituto de Antropología. Ahora bien, el plan con Nico era viajar a Otavalo todo el sábado, un poco para conocer pero ante todo para tener un momento hiperconsumista, dado que los días sábados funciona allí la feria de productos artesanales más importante, se dice, del país. Un embrollo pedirle a mi hermano, que estaba en el medio de la nada, que llegue puntual para salir de nuevo. Pero yo no podía decirle que no a esta mujer que gentilmente se ocupó de buscar quién me responda algunas preguntas un día sábado. Menos aún cuando me dijo que también me pasaba el dato de un antropólogo que vivía en Quito, a quien podría visitar el domingo. En fin… El viernes volví a la CONAIE, antes de la entrevista con Ana María Larrea. Estuve allí a las 8.30am. Reconozco que me ganó la ansiedad del inconsciente, porque mi plan era estar allí a las 9.30hs. pero algo en el reloj de la compu me hizo sacar mal el cálculo y bue… Obviamente llegué demasiado temprano. Esperé un rato y conocí a José, un asesor del área jurídica que me pasó el teléfono de la compañera de trabajo (en el CODENPE) de Ampam Karakras. Hablé ahí mismo con ella y me pasó el teléfono de Ampam. Bingo.
Salí directo para entrevistar a Larrea en el SENPLADES y me atendió muy amablemente. Conversamos un poco de lo que ella denomina “golpe” del 30-S, y bueno, sobre el proceso de construcción de la nación en el Ecuador. Hasta el momento, la mayoría de los intelectuales están coincidiendo en el diagnóstico de que siempre estuvo vigente el debate sobre el carácter incompleto de dicho proceso. Lo primero que hice al salir fue llamar a Ampam Karakras, y acordamos una entrevista para el domingo a las 10 de la mañana en el Quicentro Sur, en un extremo de Quito. A las 14hs. ese mismo día tenía ya una entrevista con Marco Andrade, el antropólogo, que vivía en el extremo norte. Inesperadamente, gané un día. Pero como tampoco era cuestión de perder el viernes, me fui para Abya Yala, una editorial de los salesianos que son quienes más han publicado textos desde las ciencias sociales sobre el pueblo indígena. Hice una compra importante, y les pedí una caja. Para cuando llegué al hostel tenía más ganas de quedarme escribiendo. Si bien reiteré algunos llamados, tampoco tuve suerte. Pero en principio tanto sábado como domingo y lunes por la mañana estaban programados.

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